Bolsas mortuorias y caracterizadas con los nombres de referentes de Derechos Humanos y otros colocadas en la Casa Rosada, por un grupo de manifestantes de la coalición de derecha «Juntos por el Cambio» a pocos días del aniversario del sangriento golpe de Estado de marzo de 1976, representan la defensa de la perpetuidad de una práctica a la que la sociedad le dijo «Nunca más».