martes, 11 de enero de 2011

Combatir las adicciones, un tema de todos, eliminar el circuito comercial, una responsabilidad de las fuerzas de seguridad

El anuncio del Plan de Acción Municipal sobre Adicciones con la creación de la Unidad Municipal de Atención de las Adicciones en Morteros, al igual que el programa “Clínica del Alma” en Brinkmann, ambas surgidas ante la necesidad de atender las necesidades de adolescentes y jóvenes ante el acuciante problema de las adicciones, es una alentadora noticia para los consumidores enganchados en el espiral agotador y sin fin del consumo, la posibilidad de la cura, está comenzando a visualizarse.

El Poder político junto a instituciones intermedias, entiende que las adicciones son una cuestión de salud pública y como toda enfermedad, es un derecho humano, pero las adicciones trascienden al adicto, al enfermo. El circuito de los productos que generan adicciones tiene una fuerte implicancia social, por lo tanto, las instituciones que tienen la responsabilidad de trabajar para que los narcos, los expendedores de alcohol a adolescentes prosigan generando nuevos consumidores, deberán emprender acciones concretas para terminar con ese circuito.
La sociedad en las últimas décadas viene siendo azotada por un creciente embate de adicciones que se incrementan de manera permanente en extensión y variedad. Esa misma sociedad que con silencio cómplice, fortaleció la corrupción institucional dejando que apareciera el fenómeno de las adicciones asociadas al delito, a la enfermedad y a la destrucción del individuo y su entorno familiar, terminan proponiendo como resolución mano dura para los pobres diablos, sin darnos cuenta que vamos internalizando, naturalizando, hipotecando el futuro de la vida social y familiar.
Ante esto surge la pregunta ¿Cómo podríamos detener esta máquina que crece y absorbe y tritura todo lo que encuentra a su paso? Seguramente originará muchas respuestas, la mayoría de ellas válidas, en la medida que dejemos de lado el individualismo y asumamos la responsabilidad de la participación como agente de cambio.
Este proceso que están iniciando los municipios e instituciones para dar tratamiento a quienes sufren adicciones, nos indica que hay un sector de la sociedad que intenta empezar a poner a algunas cosas en su sitio, por lo tanto como ciudadanos si asumimos la responsabilidad de dejar la actitud pasiva, por una actitud activa, significará que empecemos a entender que el adicto debe ser tratado por lo que es, un enfermo y no un delincuente, y como resultado lograremos restaurar su integridad personal revitalizando el propio sentido de la persona.
Quienes se sienten víctimas inocentes por haber sufrido hechos de violencia o algún tipo de delito, quienes consideran injusto que sus impuestos se inviertan en mayor cantidad de sueldos y equipamientos para seguridad, si como actores de la sociedad civil, en lugar de actuar desde el resentimiento, asumimos la responsabilidad de participar, lograremos tener incidencia desde los social y político para desarrollar una arquitectura diferente que fortalezca la incidencia cultural para el abordaje de los conflictos sociales desde la dignidad de la personas y de los derechos humanos, para convertirnos en un mecanismo que reduzca la expansión del negocio de los productos que producen adicciones, que engloba a cada vez más gente interesada en su proliferación desde financistas, transportistas, grandes distribuidores, hasta quienes ejerciendo el negocio legal se benefician por las consecuencias generadas por las mismas.
Los espacios de contención y tratamiento para niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos que sufren la enfermedad de las adicciones provocarán una caída del negocio, se trata de un proceso y como todo proceso necesita de un largo tiempo para arrojar resultados, mientras tantos los traficantes de la vida irán generando nuevas estrategias para sostener su mercado y mantener el volumen sideral de dinero con el que silencian en muchas oportunidades a quienes tienen la responsabilidad de actuar, dejando que la ley quede en letra muerta o mejor dicho se la aplique a las víctimas.
La Unidad Municipal de Atención de las Adicciones en Morteros, el programa “Clínica del Alma” en Brinkmann, una buena acción que incluirá a los excluidos, que en el largo plazo reducirá el consumo, pero esta importante acción no debe ser asumida por los órganos de control como una justificación para seguir mirando hacia otro lado para el sostenimiento del negocio de la venta de alcohol a adolescentes y la continuidad de faltas de acciones para combatir a la red de narcotráfico que existen en nuestras localidades constituidas por financistas, transportistas, distribuidores y kioscos, como así también a quienes llegan desde otros lugares para abastecerse.
La sociedad tantas veces convocada para dar batalla al narcotráfico y las adicciones, a través de las instituciones intenta empezar, ahora falta que desde los lugares que deberían haber actuado desde un principio, pongan las cosas en su lugar, porque, como lo expresara en nuestro medio, el Jefe de la División Lucha Contra el Narcotráfico de la Departamental San Justo, Crío J. Marcelo Bertello, “si esto no se para de raíz, cada vez va a ser peor y vamos a llegar a extremos que nadie quiere”.

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