lunes, 26 de diciembre de 2011

La participación real consolidará el crecimiento

Morteros celebro 120 años de su creación, momento en se recuerda como poco a poco su fisonomía fue cambiando al igual que las costumbres, quedando el recuerdo de aquellos primeros años, cuya historia se hunde en tiempos de Sanavirones aun poco explorado y tal vez, ya perdido por las tareas de los arados para la conversión del espacio natural a la agricultura y ganadería europea que implantaron los inmigrates.
Pero se guardan los fantasmas del ferrocarril que con su llegada permitió la formación y crecimiento de un pueblo llamado Morteros y junto a el se fueron sumando inmigrantes italianos, españoles, franceses, alemanes entre otros que uno a uno fueron llegando y aquerenciándose. 
Así fue se fue constituyendo la base de la sociedad, la formación cultural y espiritual, que fueron dando el perfil de proyección hacia el futuro con sus instituciones, autoridades, servicios públicos, en fin, todo lo que hace a la presente realidad que se fue logrando en forma paulatina, con mayor o menor velocidad, incluso con retrocesos. Sin olvidar los fenómenos climáticos que después del diluvio y el viento todas y todos juntos se pusieron a trabajar juntando esfuerzos para recuperar la ciudad vulnerada en esa situación tan particular.
Por eso esto de trabajar todos juntos es lo que mejor podemos hacer en memoria de quienes han sido los fundadores, los pioneros de Morteros. Esta es nuestra ciudad, este nuestro lugar en el mundo, Una cuota y vocación adicional para construir y no es poco lo que han hecho nuestros pioneros en estos 120 años, lo que nos rodea se construyó en los últimos 120 años que no es poca cosa. Por eso es importante poner en valor la construcción colectiva con proyección de futuro.
Los habitantes que nos precedieron,  quienes habitamos el presente y la vida de las nuevas generaciones y las por venir somos responsables en nuestra querida ciudad, que debemos asumir la herencia cultural con una perspectiva histórica y humana, defendiendo valores en cada uno de los sectores e instituciones comprendiendo sus fundamentos.
La masiva concurrencia a los festejos del 120 aniversario de la fundación de nuestra ciudad, nos habla de un deseo sincero de encontrarnos. Más allá de los estratos sociales a los que pertenezcamos, de las improntas culturales de nuestro origen, de los espacios sociales que ocupemos, se percibe claramente la necesidad de vernos, de estrechar vínculos nuevos y diferentes, de compartir maneras distintas de pensar, de vivir, de actuar. Conocernos y encontrarnos parece ser una de las características de este Morteros habitado por varios mundos distintos: el de los ancianos y de jóvenes, los mundos que muestra el día y los submundos que aparecen por la noche, los mundos de los aquí nacidos y los que traemos quienes venimos de otros lados.
Esta ciudad nació y se conformó con la esperanza de muchos. Hoy quizás nos vemos agobiados por dificultades y problemas que aparecen y nos hablan de desesperanzas, sobre todo a nivel de la juventud, o de silencios que hablan más fuerte que las mismas palabras. En el trato personal, en el “uno a uno”, en el caminar las calles, se escucha el deseo de encontrar las puertas abiertas para poder realizar ilusiones y sueños, compartiendo indistintamente maneras diversas de pensar, incluso a nivel político.
Es bueno ver cómo la ciudad se va modificando a partir de las obras públicas. Se la ve creciendo, en sus nuevos barrios, en sus nacientes calles, en renovados espacios verdes. Pero siempre está también el deseo y el propósito de crecer en calidad de vida, en belleza interior, en vínculos de una convivencia siempre mejor, donde los más pobres tengan un lugar digno y estable. Sabemos que esto depende de cada uno. De quienes están en la función pública, en las esferas privadas y en la participación y compromiso de cada ciudadano.
Los adolescentes y jóvenes también  tienen hoy mucho para decirnos. Es importante, como adultos, saber discernir qué nos dicen hoy a nosotros: qué nos dicen con sus actitudes, qué nos dicen con sus silencios, qué nos dicen con su manera de divertirse, que nos dicen con sus muertes. Es necesario saber reconocer los signos de vida que se manifiestan en la amplia diversidad de realidades en las que viven.
El defender con valor y decisión su derecho a ser protagonistas y sujetos de toda propuesta que tenga relación con sus vidas. El anhelo de tener menos distancias y formalismo y una mayor espontaneidad en el trato diario con cada uno. El vivir la felicidad del momento presente con sentido de gratuidad, dando un fuerte sentido y valoración a la celebración y a la fiesta.
Pero también los vemos amenazados por los signos de muerte que los contradicen y confunden. Los jóvenes y sus dramas, “espejan” dolores y situaciones de conflictos y violencias, encontrando en muchos casos contención en el alcohol y las drogas que ocupan y preocupan a muchos de nosotros. Siempre hay algo por hacer. Ellos lo merecen y lo necesitan. Morteros no puede ser indiferente a esto. El trabajo en conjunto, donde cada uno aporte lo propio, se hace esencial para poder dar una respuesta.
En este deseo de crecer, cada día se hace más importante el diálogo. El diálogo es el gran instrumento de construcción y consolidación de la democracia. Entonces, lo que amerita este momento es apoyarnos en ese espíritu pionero, con una comunidad organizada que participa, que decide por si misma por la vocación, por las ganas y esfuerzo, donde cada uno asumamos el rol de ciudadanía participativa y democracia protagónica.

Transitar hacia una democracia participativa
En el ser, hacer y quehacer de un pueblo se debe promover una serie de mecanismos de índole estructural que converjan en la creación de un modelo democrático participativo, para que cada uno a través de sus propias vivencias, necesidades e intereses consolide un proyecto democrático y protagónico que represente el sentir y el vivir de los habitantes, haciéndolos dueños  de  su  propio  destino y avanzar hacia el bien de la ciudad.
Transformar la actual democracia representativa en participativa es considerar la capacidad de las personas de organizarse para transformar su realidad, su debilidad individual en fuerza colectiva para la construcción comunitaria y no individuos aislados y egoístas, favoreciendo la solidaridad, la confianza y el civismo, para  incrementar  de  esta  manera  la inclusión a través de la interacción social.
La participación popular, transformada en fuerza viva, en el marco de un proceso de reflexión y crítica de las experiencias sociales nos conducirá hacia el afianzamiento de la ciudad cada vez mas pujante que se viene construyendo y que la ciudadanía adhirió mayoritariamente hace pocos días, porque no solo el derecho al voto garantiza la democracia, no solo la representación a través de los concejales asegura el transito hacia la ciudad que queremos, sino que las instancias reales de participación es la que dan gran impulso a la consolidación democrática de las decisiones. 
En estos 120 años de vida de nuestra ciudad, es importante reflexionar y debatir acerca de la importancia de transformar la representación por el protagonismo de cada uno de nosotros para seguir consolidando una ciudad con igualdad de condiciones e inclusión para todas y todos proyectando el crecimiento colectivo en todos sus aspectos.