jueves, 26 de noviembre de 2015

Soberanía, democracia y justicia social
Profundizar el debate para construir el futuro

Ante un despertar de la política en el pueblo con fuertes debates en cada sector, un poco más de la mitad del país, 12.903.301 votantes eligió cambiar frente a los 12.198.441 que apostaron a la continuidad de un proceso iniciado hace 12 años en medio de una profunda crisis que había impuesto el poder financiero internacional. Una diferencia de 704.860 votantes dio el triunfo a la fórmula Mauricio Macri – M Gabriela Micetti.

Macri logró su mayor caudal electoral en las provincias donde se encuentra el complejo agro-industrial basado en la producción de soja; el capital financiero; y los sectores industriales más concentrados. Esta alianza político-económica logró un fuerte consenso social para alcanzar el gobierno, un resultado que debe ser respetado, donde más allá de las siniestras alianzas, esto no significa que la gente se dejó llevar de la nariz, sino que tiene su sustento en el mal humor de los últimos tiempos. Será ese 51 % del electorado el que sabrá discernir si se equivoco o acertó con la decisión adoptada.
La mayoría eligió tras 32 años ininterrumpidos de democracia, donde los resultados de esta elección se verán en el corto plazo, si el proceso democrático que necesita mucho para ser mejorado se profundizará con más soberanía popular, libertad e igualdad o por el contrario se generara un sistema aristocrático en la que se reciben derechos y obligaciones en función del status social y económico.
En esta oportunidad la transición de gobierno no nos encuentra con un país incendiado, con la gente en la calle reclamando trabajo, con saqueos, con tristeza, con el que se vayan todos, con habitantes abandonando el país por falta de oportunidades, sino que nos encuentra en la búsqueda del mejoramiento de los derechos conseguidos, con trabajadores que en lugar de agradecer por tener un puesto de trabajo busca reivindicaciones, con una movilidad social ascendente, con jóvenes que creen nuevamente en la política, con una franja importante del pueblo que muestra conciencia y madurez a la hora de elegir.
Más allá de las dudas que el triunfo de Macri genera en la mitad de la población y las expectativas que despierta en la otra mitad, en esta etapa debemos celebrar que el país hable de política, debemos reivindicar que fue superada la etapa de terror y silencio, como resultado de un proceso que cambió balas por palabras entre izquierda y derecha, entre macristas y kirchneristas, lo que se vio reflejado en la multiplicidad de voces con antagónicos debates, posturas y posiciones en todos los rincones. La clase media tomando conciencia que el voto vale, que siente que lo público es político y sobre todo expresándose libremente, son estas las mejores conquistas de estos años.
Independientemente que ganó una derecha inteligente que se presentó ante la embajada de Estados Unidos según los cables divulgados por Wikileaks como el primer partido pro mercado y pro negocios en cerca de 80 años de la historia argentina, una derecha con fuertes vínculos con la Fundación Unoamérica, conformadas por ex militares de las dictaduras de América Latina, con capacidad de gestión y que sabe disputar en los sectores populares, son estas manifestaciones de opiniones a favor y en contra que evidencian que existe un sector importante de la población que no está dispuesta a poner en juego sus derechos y sus condiciones de vida para volver a terminar en los brazos del imperialismo.
Es este despertar de la política en el pueblo lo que no brinda incondicionalidad a los gobernantes, achicando los márgenes de maniobra al contar en una primera etapa, con una mitad del país que tiene falta de confianza y una gran parte de la otra mitad que no está dispuesta a aplaudir un programa de ajuste, represión, privatización y cambio radical en la política exterior, solo queda por ver si somos capaces de profundizar el debate iniciado, entendiendo que los dirigentes no garantizan el cambio en favor del pueblo, sino que es el poder de base construido con compromiso social el que evitará que no se pierdan las conquistas, que no se absuelvan los genocidas y nos aislemos de la patria grande integrada en Unasur, el Alba y otras iniciativas sociopolíticas de autodeterminación para la soberanía, la democracia y la justicia social.

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