miércoles, 1 de agosto de 2012

Educar para no seguir llevando víctimas por hecho de tránsito al hospital

Motociclistas son detenidos para solicitar documentación del vehículo, conductores y acompañantes sin casco, adultos transportando niñas y niños en moto, conductores sin licencia para conducir firman el acta de constatación de la infracción para seguir su marcha sin ningún tipo de inconvenientes, todo esto transcurre en uno de los controles en la vía pública, como si el hecho de haber firmado la boleta de la multa, haría cesar el riesgo para la vida de las personas. 
En el mismo lugar que se montó el operativo de control realizan un acta de infracción por mal estacionamiento a un conductor de un auto de otra ciudad que vino a un comercio, este hecho genera controversia entre los Vigias, donde obviamente quien confeccionó el acta consideró que se encontraba en infracción, mientras que otro Vigia sostuvo que se puede estacionar en el lugar por no existir ninguna señalización que lo prohíba y otra Vigia informó desconocer por no ser su área.
Ante una consulta realizada sobre cuando se puede o no se puede girar a la izquierda, Vigias manifestaron desconocer en que situaciones no está permitido cuando no se encuentra señalizado el lugar. 
En los horarios de entrada y salida de los colegios los Vigias Urbanos son los encargados de ordenar el tránsito, pero es común ver autos estacionados en doble fila y hasta en triple fila, motos y bicicletas que salen en contra mano ante un total desorden.
Además es común ver la circulación de motos a alta velocidad, con escapes libres, sin luces sin ningún tipo de obstáculos ante la inacción de los Vigias Urbanos.
Al poner en funcionamiento la ampliación de los servicios de los Vigias Urbanos, el Secretario de Jefatura de Gabinete y Gobierno, Pablo Mina explicó que “la función del vigía será más directa y activa en lo que hace al control del tránsito de la ciudad”, como así también resaltó que “el objetivo principal es bajar el número de accidentes de tránsito”. “No lo hacemos con un fin recaudatorio, sino simplemente para prevenir y disminuir los accidentes en la ciudad”, aclaró.
La función de los Vígias Urbanos debería ser la de atacar la problemática general del tránsito y ordenarlo, la de educar y así mejorar la calidad de vida de todos los que transitamos por las calles de la ciudad. Pero lamentablemente los hechos indicarían que no están ayudando a mejorar el tránsito y reducir los accidentes. No buscan cumplir con su función aportando para reducir la siniestralidad y cumplir una tarea docente con los ciudadanos.
Daría la impresión que el objetivo es el de mostrar una imagen de que algo se está haciendo, pero en el fondo es aumentar los ingresos a través de las multas para cubrir seguramente el déficit que genera el alto costo operativo que significa mantener la estructura de los Vigia Urbanos de mas de dos millones de pesos anuales, mientras los costos para atender los lesionados en accidentes de tránsito se incrementan, pero más grave aún es la perdida de vidas como ocurrió.

Todos fallamos
No desconocemos que en toda ciudad el tema del tránsito es una cuestión muy importante a resolver, que requiere de la total atención. Y es claro que la principal falla está en todos nosotros, los que hacemos el tránsito día a día; manejamos como si estuviéramos hace 20 años atrás, cuando el parque automotor creció enormemente: no usamos el cinturón de seguridad, no usamos los guiños para doblar, no ponemos nuestras balizas para estacionar, no miramos por los espejos retrovisores, usamos los celulares mientras manejamos, circulamos por el medio de la calle y si alguien nos toca bocina para pasarnos, miramos como para saludarlo, vamos a buscar a los chicos a la escuela o tenemos que hacer un trámite que nos demorará unos minutos y paramos en doble fila, los vehículos de carga y descarga lo hacen en cualquier lugar sin respetar horarios. Estacionamos los autos en la vereda obligando al peatón a caminar por la calle. No respetamos las sendas peatonales, ni al peatón. El peatón cruza la calle por donde se le ocurre y cuando lo hace por la senda peatonal imaginaria, porque en muchos lugares no están pintadas, tampoco respeta al semáforo. Las motos pasan por cualquier lado, no usamos cascos, llevamos a nuestros hijos parados y pasamos los semáforos en rojo como si nada. Las bicicletas en contra mano, por la vereda, circulando por cualquier lugar. Y lo peor de todo es que pensamos que las sabemos todas. 
Cada vez son más los menores de edad que manejan muchas veces sin tener idea de que las normas de tránsito existen y deben cumplirse para evitar accidentes y desórdenes en la vía pública, lo propio ocurre con la mayoría de los adultos, pero para generar un cambio real y concreto en la concepción, hay que capacitar no solo en el conocimiento de la ley y de las ordenanzas, sino que es necesario que los Vigias Urbanos estén capacitados para ser formadores de la ciudadanía.
Las mismas autoridades parecieran desconocer las normas, ya que muchos funcionarios hablan por celular mientras conducen, los mismos Vigias Urbanos circulan en bicicleta o en moto sin cumplir las normas, al igual que muchos de los vehículos municipales, los que además no cuentan con todo lo técnicamente exigible.
Un buen cuerpo de inspectores es una herramienta invalorable para la sociedad, por lo que la calificación del personal  es fundamental. Quienes desempañan la tarea de inspeccionar son los responsables de controlar la aplicación de las reglas de juego, por lo tanto es imprescindible que estén calificados, capacitados, con los recursos necesarios para desarrollar su tarea, en cuanto a equipamiento, tecnología y logística. Pero también es necesario que tengan el nivel de instrucción necesario para poder relacionarse con los conductores a través de una tarea educativa y formativa, ya que está demostrado que no se transforma cobrando multas, menos aún por mal estacionamiento a conductores que vienen a la ciudad a realizar sus compras.
No hay dudas que desde el municipio, se deben imponer normas para que los ciudadanos circulen en orden y con la documentación que corresponde, pero no se genera una transformación para un mejor ordenamiento solo realizando un acta de constatación que en los caso por ejemplo de motociclistas sin cascos o los que transportan niñas y niños, quedan habilitados para que sigan circulando en infracción, porque si no pareciera que la política que se persigue es que cuanto más ignorancia mejor, ya que ante esa niña y niño la enseñanza que se brinda es que firmando un papelito todo se puede transgredir.
Las sanciones tienen que ser educativas y correctivas, pero educar no es colocar  “lomos de burro”, que por otro lado generan más accidentes que los que previenen, amén de producir daños en la dirección y suspensión de los vehículos, educar no es apilar expedientes con actas de infracción con multas en dinero para engrosar las arcas municipales. El buen funcionamiento del cuerpo de Vigias Urbanos estará dado cuando las actas de comprobación prácticamente desaparezcan porque lograron persuadir a los conductores para que no cometan faltas.
Las sanciones ante una infracción deberían consistir en retirar la licencia de conducir, situación que desde el momento mismo que se cometió la infracción no podrá seguir manejando por haber quedado inhabilitado y para su recuperación debería asistir a un curso de educación vial que apunte a la generación de conciencia por el respeto de las normas. También se pueden asignar tareas comunitarias relacionadas con el tránsito como colocación de cartelería indicativa, pintado de sendas peatonales entre otras.
Modificar la realidad a través de la educación vale la pena, por que lo contrario solo seguirá generando fuentes de trabajo para un grupo de gente, incrementando la partida del presupuesto municipal por multas, pero el hospital seguirá recibiendo lesionados en hechos de tránsito.