viernes, 26 de febrero de 2016

El grito de los pibes antes de la muerte

Un pibe de 15 años apuñalado en Brinkmann en un enfrentamiento, patota de adolescentes que golpea a otros a la salida de un local bailable, tambien en Brinkmann, 17 hechos contra la propiedad en un poco más de 30 días en Morteros, el comisario que apunta que el 80 % de los hechos delictivos son protagonizados por adolescentes o jóvenes, pibas y pibes que se movilizan en motos y terminan en los centros de salud, violencia dentro y fuera de los locales bailables donde son detenidos los adolescentes alcoholizados, mientras los que alcoholizan siguen metiendo siderales sumas de dinero en sus bolsillos con complicidad policial y de las autoridades muncipales. Son parte de las crónicas que se repitan en cada una de las poblaciones que se agravan día a día dando la sensación de manzana rodeada. 
Una problemática que tiene su esencia en el consumo, pero que su solución solo es abordada desde la represión, en muchos casos con un fin recaudatorio, sin ser vista la inseguridad y la violencia desde el marco de la profundidad del sistema que transforma a las victimas en culpables, mientras los verdaderos culpables son aplaudios como exitosos, simplemente por acumular dinero muchas veces mal habido.
Pasaron las campañas electorales junto a las promesas de mejorar la calidad de vida, las autoridades electas están gobernando y los cambios que se visualizan es una mayor profundización de la problemática sin que aparezcan políticas de fondos para resolver las causas que la originan, mientras las pibas y pibes siguen siendo las víctimas de este perverso sistema que sigue siendo alimentado con el propósito de hacer prevalecer el negocio antes que la vida.
Asaltos en hogares o negocios, arrebatos en la vía pública, robos de motos y bicicletas pareciera que son los únicos hechos de inseguridad que preocupan y pretenden ser solucionados desde la represión policial, gestionando más personal, móviles y cámaras para cuidar los bienes de unos pocos, cuando esos hechos son la consecuencia del arrastre de años con falta de políticas públicas que aborden de manera integral los temas de seguridad ciudadana.
Por lo que se vislumbra en los municipios de nuestra región en lo inmediato no se proyectan cambios profundos, existirían plenas coincidencias en todos los partidos tanto oficialistas como opositores en sostener el negocio de la venta de alcohol y drogas justificandose con la presentación de algún que otro papelito a nivel provincial para la tribuna. 
La política de seguridad que proyectan es seguir instalando más cámaras filmadoras, incorporar más policías y móviles con los resultados a la vista, cada vez mayor número de delitos, más violencia, más abusos, más accidentes en la vía pública y lo que es más grave, el atentar contra la vida de las personas empieza a ser moneda corriente como viene ocurriendo en geografías no tan lejanas, como son los casos de Rafaela, Sunchales y Frontera, ante sala de lo que en poco tiempo se va a replicar en nuestra zona.
La creciente violencia escolar; violencia entre jóvenes cuando salen de los boliches; violencia de género; aumento significativo de casos de abuso sexual infantil de carácter intra y extrafamiliar; agresiones hacia maestros, médicos, enfermeras y otras figuras anteriormente jerarquizadas por la gente; son temas de inseguridad que vive la sociedad, al igual que el alto índice de accidentes de tránsito entre otros tantos que son mucho más grave y preocupante que un hecho contra la propiedad en solo se llevan alguna cosa material.
Empujar a transgredir, producir, lograr y, sobre todo, gozar, consumir sin límite ni freno son los actores esenciales de la problemática de inseguridad, sin embargo no vienen siendo abordados, para desde las políticas públicas contrarrestar la desconfianza hacia el otro, sobre todo si ese otro tiene rasgos diferentes.
Esas herramientas impuestas por el capitalismo consumista con el único objetivo de poner al servicio de unos pocos para su enriquecimiento, es el caldo de cultivo para que en lugar de resolver los conflictos desde la palabra se lo haga de forma violenta con uso de armas de fuego y blanca a partir de las disputas territoriales para el consumo y comercialización de estupefacientes.
Los hechos acontecidos en  Brinkmann entre adolescentes, como así también enfrentamientos entre grupos que se producen en todas las poblaciones, es la  salida impulsiva, la respuesta violenta, como modo de tramitar la angustia insoportable que acarrean las complicidades gubernamentales, policiales y civiles que impunemente dejan que se desarrolle el negocio. El alto índice de accidentes en la vía pública, el maltrato, la violencia y el abuso entre otros tantos temas que tienen que ver con la inseguridad ciudadana en franco incremento en nuestra región son el resultado de la continuidad de fracasadas políticas. Como ciudadanos debemos preguntarnos ¿Por qué no hay un solo documento político que obligue a un debate colectivo sobre por qué pasan estas cosas?.
La muerte viene golpeando las puertas de nuestra región, cualquier habitante puede ser una víctima. Para tomar conciencia de lo que está pasando y comprometernos socialmente para que se terminen las diferentes impunidades y se instrumenten políticas públicas para resolver el problema de inseguridad. ¿Vamos a seguir sosteniendo el pensamiento racistas y fascista que sostiene que «se maten»? ¿Habrá que rogar que el primer muerto sea el hijo de algún funcionario, alguien de apellido o con dinero? ¿O vamos a esperar hasta el velatorio de nuestro hijo? 

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