jueves, 21 de enero de 2021

Chicos condenados, mercaderes palmeados

En la madrugada los vecinos se sintieron intranquilos al ver a dos ciclistas transportando bebidas. La noticia ofrecida de manera rimbombante señalaba que se trataba de dos adolescentes de 13 y 15 años que fueron interceptados por la policía por las calles de Brinkmann transportando varias botellas de bebidas.

Al desbaratar el achaco los dos adolescentes fueron conducidos a la sede policial para ser puestos a disposición del Juzgado de Menores de los Tribunales de Morteros, ordenando el allanamiento de los domicilios donde secuestraron cajas de vino y botellas de gaseosas, imputándolos por el delito de hurto simple. Por tratarse de menores de edad fueron restituidos a sus padres expresaba el parte policial.

Es coherente la decisión de la justicia, cuando se mueve como si nada hubiese pasado un narco al que le secuestraron más de 500 dosis de cocaína a unas cuadras más hacia adelante del lugar en que los adolescentes se llevaron cajas de vino y gaseosas. Dos chicos de 13 y 15  encontraron su escarmiento. 

Esto nos demuestra que podemos estar seguros que el que se robe unas cajas de vino y gaseosas no se saldrá con la suya y será convenientemente marcado para dar el ejemplo de lo que no se debe hacer. Los otros, los peligrosos mercaderes de la muerte, el entorno del negocio del narcotráfico, los magos de guante blanco, seguirán gozando de la impunidad y ocuparan pocos segundos informativos, porque el parte de prensa así lo narra.

La desmesura de la realidad en que pone contra los palos y cuestiona a los adolescentes que nacieron en la misma  época que asumían las actuales autoridades municipales brinkmanenses, indica que quizás no haya que cuestionar a los pibes, sino a los que manejaron la realidad de los últimos 15 años en que fueron encontrando las causas para vivir. No son unas cajas de vino y unas botellas de gaseosas, es la realidad la que debe transformarse para que se le encuentre sentido a la palabra presente.

Las drogas legales como el tabaco y el alcohol, son la plataforma de inicio hacia las ilegales, sin embargo, a pesar de su reconocida letalidad, gozan de excelente salud porque se trata de un gran negocio. La tremenda  demostración en la que se mantiene vigente la matriz de la preservación sagrada del negocio frente a la vida haciendo prevalecer a los consumidores consumidos que necesitan tener dinero para ser alguien y para ello, los adolescentes y jóvenes que quedaron fuera del sistema que impone el feroz vértigo capitalista comienzan a ser parte de las noticias policiales.

El individualismo y el consumismo no deja ver la descomposición social, sabemos que estamos invadidos por los mercaderes de la muerte, pero como ellos se mueven en buenos autos y motos, muestran un poder económico importante, pedimos el escarmiento de quienes fueron condenados muchos antes de llevarse unas bebidas al ser dejados libres en su destrucción, pero creemos estar seguros si los rateros son puestos tras las rejas, mientras los verdaderos responsable del drama que a medida que transcurra el tiempo se verá agravado siguen ahí buscando el mosaico de abandonos para forjar nuevos consumidores consumidos que serán los nuevos rateros.

Mientras no seamos capaces de dejar el acervado individualismo para insertarnos en lo colectivo, no asumamos responsabilidad social y dejemos de construir una democracia cada día un poco más angosta, aparecerán los que sean capaces de transitar con un arma para romper el mundo con una montaña de drogas en su cerebro sobre una elevada torre en la que no vislumbraran jamás un horizonte que los salve.

Desde un trabajo colectivo dar batalla a los mercaderes de la muerte y al entorno de la estructura que alimenta el negocio  y construir, aquella sociedad donde era un privilegio ser niña, niño y adolescente. Es un imperativo para este presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Esperamos su opinión en relación al tema. Gracias