domingo, 17 de octubre de 2021

El resultado de un siglo de trabajo

La venta de una vaquillona y un toro Holando Argentino por parte de reconocidas cabañas que participaron de la Muestra Internacional de Lechería, da la pauta que hay lecheros que arriesgan a favor del perfeccionamiento técnico, al tiempo que ratifican una gran pasión que se formula en el mejoramiento genético de los tambos que sostienen desde hace más de medio siglo.

El pago de un millón de pesos por un notable reproductor de la raza Holando Argentino y 800 mil pesos por una vaca de la misma raza, no es un hecho solitario, ni desconocido en nuestra historia lechera. Ya desde mediados del siglo XX los cabañeros se anticiparon con su visión innovadora respecto al mejoramiento de los animales que, dieron el sustento a la actividad productiva lechera iniciada hace un siglo atrás, ganando fama internacional. La denominada cuenca Morteros integrada por áreas del noreste cordobés, centro oeste santafesino y sur santiagueño, aunque con rasgos inestables con el régimen de lluvias cuenta con praderas de muy buenas condiciones para la alimentación de las vacas, transformando al área en la mayor productora de leche latinoamericana.

Aquellas familias inmigrantes que habían comenzado a poblar los campos de la zona que en una primera época apostaban al trigo y en menor medida a la ganadería, en las primeras décadas del siglo XX comenzaron a transformar las unidades productivas, adaptándose a las características climáticas de la zona, naciendo de esa manera una gran cantidad de tambos, los que a medida que se fueron afianzando fueron implementando concepciones productivas que permitieron la inserción en el mercado nacional e internacional.

A la par surgieron las cabañas que importaban -y aún lo hacen- genética de Estados Unidos y Canadá, permitiendo la conformación de planteles de animales que se iban posicionando en la tradicional exposición de Palermo donde obtenían los animales de pedigree grandes premios y desde ahí se fueron conformando las familias lecheras de cada uno de los tambos.

Aquellas acciones acompañadas institucionalmente sobre todo por el movimiento cooperativo que fue surgiendo a la par del nacimiento de los tambos, ante la apropiación de las empresas privadas, como herramienta de defensa por el justo precio de la leche, son todos referencias que revelan con claridad el proceso de una tarea en favor de la perfección de la raza lechera por excelencia, aun dentro de circunstancias económicas desfavorables que desaparecieron a una gran cantidad de pequeños y medianos tamberos en las últimas cuatro décadas.

Ese sostenido trabajo de productores, ordeñadores, trabajadores, dirigentes más allá de las circunstancias atravesadas en cada época, fueron transformando a la zona en la cuenca más trascendente, superando en materia lechera desde hace varios años la Muestra Internacional de Lechería a la tradicional exposición de Palermo, manifestado por los expositores, criadores y cabañeros. El gran interés que despertaron las distintas subastas de la muestra con la participación de interesados no solo de nuestra zona, sino también de otras cuencas lecheras de la Argentina, pone una vez más en evidencia la importancia de la denominada cuenca Morteros.

Ese sitial logrado es el resultado de muchos años de constante trabajo desarrollado por los distintos actores del entramado lechero el que además es el sostenimiento de la economía de cada uno de los pueblos que conforman la cuenca. Solo falta un actor, el político local y regional para ocupar los espacios de discusión en los ámbitos que corresponden para la sustentabilidad de la actividad a los fines de evitar siga la sangría hacia la concentración productiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Esperamos su opinión en relación al tema. Gracias