martes, 7 de enero de 2014

La deuda social con balance negativo. Hay que hacer lío

Cuando se realizan los balances anuales generalmente se lo hace desde el punto de vista económico y de las obras edilicias concretadas, pero muy pocas veces desde lo social, a pesar que este es más importante que la cantidad de ladrillos que se logren apilar.
A lo largo de un año existen cambios, algunos cíclicos y otros muchos más profundos, donde existen hechos que no nacen con su explosión sino que la misma se va acumulando y potenciando con el transcurso del tiempo, o de los errores que se cometen durante largo trecho de los que  no se habla cuando se realiza un balance de las acciones llevadas a cabo. En ese contexto se encuadra la problemática social que padece nuestra región al igual que la crisis energética que estamos sufriendo con la inhumanidad del gobierno provincial, que puede terminar no solo en una crisis social en los hogares como la actual sino también productiva.
Pero ante estas situaciones como la crisis energética más grande de nuestra región que no es solo económicas, sino que tienen un profundo alcance social, no hubo reacciones, solo oímos comentarios de insensatos funcionarios y algunos políticos que son decidores de la nada, ante la mirada silenciosa de la población y de dirigentes, más allá de las notas de reclamos. Aunque en su mayoría se dicen ser creyentes, católicos apostólicos romanos, no sigue los preceptos del Papa Francisco «hagan lío, hagan lío». Único camino para lograr poner el tema en agenda y encontrar soluciones.
Otro de los temas que no se tienen en cuenta al realizar el balance anual que se genera como producto de complicidades e inacciones acumuladas en el tiempo es la problemática del alcoholismo y las drogas que van dilapidando a la adolescencia y la juventud. En este aspecto no existen datos estadísticos sobre el aumento en el consumo, pero la realidad nos demuestra que en el 2013 en toda la región se acrecentó a pasos agigantados la problemática generada por este flagelo, transcurriendo un año más sin que se tomaran decisiones políticas para enfrentarlo, sin importar que como producto de la omisión o la complicidad, de manera directa o indirecta, quienes tienen la responsabilidad de las políticas públicas son integrantes de las bandas de narcotraficantes al dejar que las mismas funcionen impunemente. Esta es una deuda sostenida en el tiempo que se la hacen pagar a nuestros pibes.
Decíamos que cuando se analizan los resultados obtenido a lo largo del año generalmente se lo hace desde el punto de vista monetario relacionado a la situación económica, a las obras de embellecimiento que se pudieron concretar y a los eventos que generan proyección para una mayor captación de votos, pero en pocas oportunidades se habla del crecimiento o decrecimiento de la indigencia en la sociedad, de las personas que se encuentran por debajo de la línea de pobreza o de los pobres pauperizados. Quizás si se evaluara esta situación netamente social, se pondría en evidencia la carencia de capacidades humanas que posibilitan que una gran franja quede al margen del proceso de modernización.
Implicaría poner en evidencia que los umbrales logrados en términos de realización de derechos darían resultados irreversibles en cuanto a las políticas y la inadecuada canalización de los recursos. Es decir transparentaría la inmensa deuda que tienen y afrontarla significaría permitir una mayor libertad de pensamiento, la que al tener la posibilidad de acceder sin dependencia a infraestructura básica, vivienda, calidad de vida, derecho al trabajo, salud, alimentación, educación, protección social entre otros les haría perder el poder al votar con libertad.
Los municipios como primer peldaño del Estado deberían ser protectores de derechos en todos los aspectos, pero al evaluar lo acontecido durante el último año vemos que además de no cumplir con los mandatos constitucionales de ejercer el poder de policía para la aplicación igualitaria de las normas en general, los mismos municipios las vulneran sosteniendo políticas de indigencia y pobreza como consecuencia de salarios indignos que pagan a sus empleados que en muchos casos no llegan a superar los dos mil pesos mensuales a través de contratos en negro, precarizados, evadiendo aportes, arrojando un resultado altamente negativo para la sociedad en su conjunto.
La dificultad de seguridad fue planteada desde una perspectiva reduccionista, haciendo que la inseguridad aumente la sensación de vulnerabilidad entre los miembros de las comunidades instalando servicios de inteligencia a través de cámaras para controlar el movimiento de los vecinos, mientras la falta de oportunidades, el alcohol, la droga y otras situaciones siguen alimentando el negocio de unos pocos poderosos, que ahora con la inversión del dinero del pueblo cuentan con una herramienta más para seguir desarrollando sus actividades, mientras la inseguridad social sigue con alto índice de crecimiento.
Podríamos seguir enumerando muchas situaciones que a la hora de realizar el balance anual no son tenidas en cuenta como la represión para la estigmatización de los sectores más vulnerables, la marginalidad, la violencia social y estructural, la explotación, la denigración entre otras tantas que tienen a través del tiempo en la vida comunitaria una fuerte incidencia social como consecuencia de la falta de políticas de seguridad humana desde una concepción cultural.
Podrán decir que desde el punto de vista económico a pesar de las dificultades generadas por la deuda que el gobierno provincial mantiene con los municipios fue aceptable, desde la realización de obras de embellecimiento, como así también desde la organización de eventos de mayor o menor trascendencia entre otras realizaciones fue un año positivo, pero desde el cumplimiento con la deuda social que vienen sosteniendo con la mayoría de los habitantes, nuevamente fue un año altamente negativo con una proyección hacia adelante bastante oscura por la falta de decisión política y nuestra propia inacción.
Lograr que en el balance del 2014 comience a arrojar un saldo positivo depende de nosotros mismo, para eso es necesario seguir la convocatoria del Papa argentino, dejando de estar cerrados en nosotros mismos, haciendo lío, saliendo a la calle para defendernos de lo mundano, de lo acomodaticio. Debemos hacer lío.