Sería absurdo afirmar que estamos ante un tipo perfecto de hombre moral, pues como ser humano que es, está impregnado de las cosas inherentes a esa naturaleza.
Su gran mérito consiste en estar en una permanente lucha para vencer sus debilidades para superar las dificultades. Es por eso que cuando llega a la meta de su vida, los que seguimos deambulando sobre la tierra miramos analíticamente el valor de sus actos, extractamos las cosas buenas que en él ejerció su voluntad y aprovechamos también la experiencia de sus errores para nuestro propio beneficio.