jueves, 12 de enero de 2012

Dejar de construir monumentos a la ineficiencia

El accidente ocurrido días pasados en Porteña, donde murió un joven que circulaba en moto sin casco, perdiendo el control de la misma al pasar por un lomo de burro, cayendo sobre el pavimento. Esta perdida de una joven vida pone en debate la (in) eficiencia de los departamentos de tránsito y el grave peligro que significan los lomos de burro como un obstáculo para el tránsito.

Los vecinos, razonablemente exigen medidas para reducir accidentes de tránsito y lograr mayor seguridad en las calles y la respuesta de las autoridades es la creación de lomos de burro. Luego, dicen “Los vecinos han solicitado la creación de lomos de burro”, cuando lo que realmente han solicitado es una solución, y no un obstáculo que los somete al riesgo de sufrir un accidente.
Cuando el esfuerzo debería estar focalizado en la organización y el control del tránsito para hacerlo mas ágil y a la vez mas seguro, al fallar todo esto, las autoridades en lugar de mejorar la formación y la educación, de eficientizar los controles construyen los monumentos públicos a la ineficiencia para controlar el tránsito, es decir construyen lomos de burros, como lo define Rubén Daray, “lomos de burro, parte de un animal, puesta por otro animal”.
Cuando no sabemos cómo resolverlo empleamos prohibiciones, utilizamos métodos cruentos, como intentar que a un niño le entre la lección de matemáticas a base de penitencias y golpes que seguramente empeoraran la cosa. Similar es entonces, pretender evitar accidentes colocando elementos que los provocan.
Lo cierto es que esas construcciones, de la más variada especie constructiva, son el elemento visible de un fracaso absoluto en la política educativa y preventiva en materia de seguridad vial. La lógica del pensamiento que terminó inundando de “lomos de burro” es la de la fuerza bruta, cuando mayor sea el impacto del automóvil contra la construcción, mayor efectividad tendrá el mismo en la reducción de la velocidad de parte de los conductores. En resumen, el pensamiento de sustento es aprender a los golpes.
Esta grotesca barrera de material, no solo no cumple el objetivo de lograr un conductor más responsable y prudente por convicción, sino que es el elemento generador de múltiples accidentes, siendo en consecuencia los municipios, los responsables económicos de los daños provocados, como existen una gran cantidad de antecedentes judiciales en nuestro país.
Además el lomo de burro para los conductores que transgreden de manera permanente las normas genera enojo y al salir de la misma producen una mayor aceleración, llegando en muchos casos entre un obstáculo y otro a superar los 120 Km, por lo que el lomo de burro para nada resuelve la alta velocidad.
Están prohibidas
La Ley establece que queda prohibida la instalación de elementos agresivos en la calzada, que por sus características atenten contra la seguridad del usuario de la vía. Sólo se podrán instalar aquellos que por su diseño no agredan ni provoquen incomodidad al mismo, posibilitando circular a la máxima velocidad permitida en la vía donde dicho elemento se instale. Esta velocidad debe ser adecuada a la función de la vía, dentro de la jerarquización de la red vial.
Hay muchas que mas que lomos de burro son jorobas de camellos que no cumplen las normativas establecidas en la legislación en sus dimensiones, menos aún en cuanto a la demarcación y señalización, además construyen obstáculos que obligan a reducir la velocidad a 20 Km o menos en arterias donde la velocidad permitida es de 40 Km y en otras de 60 Km, con los consecuentes peligros de accidentes. Pero esto no importa, solo importa lo que se cree ver, pero sin ver mas allá. La típica conducta argentina de no evaluar las consecuencias de las sesudas soluciones que a veces les damos a las cosas. Un visitante mal informado, porque los carteles que advierten estos lomos son patéticos o no están y que viene a velocidad normal, reglamentaria, se encuentra de pronto con un un lomo de burro y está obligado a frenar para no romper el vehículo o porque se asustó de semejante montaña en medio de una arteria donde están permitido los 40 Km ó 60km. ¿Y qué cree que ocurrirá? Aquello que se quiere evitar: un accidente.
Por supuesto, las ambulancias, los bomberos y la policía no están exentos a los lomos de burro y también deben disminuir la velocidad hasta casi detenerse, aún si se encuentran en una emergencia con la consecuente pérdida de tiempo para salvar una vida.
Desde la provincia se aduce que la inmensa mayoría no serían legales porque no cumplen con la exigencia de tener no más de ocho centímetros de alto y de cuatro metros de ancho la lomada, debidamente pintada y señalizada. En el caso de las señalizaciones muchas veces porque pasado el tiempo no son debidamente mantenidas, por ejemplo la pintura sobre la lomada. En nuestra zona ninguno de los lomos de burro existentes cumple con la norma vigente.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ingeniería Universidad Nacional de Río Cuarto advierten que el diseño erróneo de los lomos de burro hace que sean malos reductores de velocidad y un peligro para conductores y vehículos concluyendo que todo elemento que se coloque sobre la vía de tránsito debe contribuir a prevenir accidentes y minimizar los errores que pueda cometer el conductor, no llevándolo a la pérdida de control del vehículo o deterioro del mismo, lo que podría provocar accidentes tanto o más graves que los que se pretende evitar.
Existen modernos métodos científicos que permiten diseñar lomos de burro que cumplan con la función que se pretende para una velocidad dada. En estos perfiles calculados por métodos computacionales y verificados en el lugar con la ayuda de un vehículo instrumentado, las acciones sobre el automóvil y las personas se mantienen dentro de los valores de seguridad para las velocidades de sobrepaso legales dentro de un ámbito urbano.
Pero vivimos en Argentina y el cumplimiento de las leyes es una utopía tanto por parte de los ciudadanos como de las autoridades, pero se debe entender que los accidentes destruyen familias y demanda su exclusiva atención, por lo que deberán comenzar a pensar en medidas de fondos y no seguir construyendo monumentos a la ineficiencia, para que no sigamos lamentando víctimas.

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