jueves, 23 de enero de 2014

¿No será hora de dejar de bajarse los pantalones y ponérselos?

La Cooperativa de Servicios Públicos de Morteros ofreció cumplir el rol del Estado para asegurar la provisión de energía eléctrica, poniendo a disposición del gobierno provincial los recursos económicos de los socios en calidad de préstamo para cubrir la incapacidad de un gobierno que hace catorce años se dedica a recaudar sin invertir en la estación transformadora de Morteros. 

Los cortes que sufrimos están ligados a la falta de inversión y mantenimiento que reina en la empresa de Energía Epec, manejada por improvisados que perdieron la brújula del servicio público en Córdoba, lo que hace que no tengamos seguridad ni confiabilidad en el servicio.
Desde hace catorce años el gobierno y Epec se dedican a recaudar sin realizar inversiones en la estación transformadora de Morteros. Sabemos que los balances de Epec son ruinosos y su situación financiera es crítica. Situación que la pagamos directamente con las altas tarifas que aplican a las cooperativas, las que además son discriminatoria. Las mismas son más elevadas que las que paga un usuario directo de Epec y como si fuera poco ahora si queremos tener servicio eléctrico, tenemos que aportar los socios de la cooperativa, el dinero para resolver la obsoleta situación de la estación transformadora.
El dinero que pertenece a los socios que el Consejo de Administración ofreció al gobernador para comprar una llave y un transformador no resuelve de manera total el problema, porque el nivel de seguridad de la red de transporte es hoy inadmisiblemente reducido en la provincia. Las líneas de transmisión operan al máximo de su capacidad. Eso indica que nuestra infraestructura eléctrica es insuficiente y precaria. Un solo factor de perturbación puede hacer caer toda la red en forma inmediata dejándonos sin energía a pesar de haber aportado el dinero para esa obra.
Se entiende por servicio público el conjunto de prestaciones reservadas al Estado que tienen como finalidad ayudar a las personas que lo necesitan. El Estado cuando delega tanto a empresas públicas como privadas debe cautelar que presten esos servicios. Hoy estamos con un gobierno desviado de su función, alejándose de la sociedad, con una Epec que pareciera tiene piloto automático mientras se padece una verdadera crisis energética. 
La pérdida de capacidad de gobierno genera un colapso que afecta el crecimiento económico y social de la sociedad por la aplicación de políticas neoliberales, que precisamente el cooperativismo nació para transformar, no para acompañar esas políticas.
Las cooperativas, no son empresas de capital, sino que son empresas de personas, que existen en primera instancia para beneficiar a sus asociados y en segunda instancia por estar ligadas a su comunidad, a su progreso y a su desarrollo, tienen también la responsabilidad de aportar al desarrollo social, cultural y económico, pero si bien esta es una responsabilidad que los asociados no pueden dejar de aceptar, queda en manos de ellos decidir en qué forma su cooperativa debe contribuir con el dinero que es el excedente por los servicios pagados.
No será conveniente que el consejo de administración consulte a los asociados y a la sociedad en general ¿Si están de acuerdo en transformar a la cooperativa en una entidad crediticia para cubrir el déficit del Estado? ¿Si no se debe accionar en lugar de cubrir la inoperancia? ¿Si no se debería pedir rendición de cuenta, para conocer el destino del dinero que recauda Epec y por qué este no vuelve en inversiones?
Como ciudadanos deberíamos preguntarnos ¿Hasta cuándo vamos a dejar que quienes tienen responsabilidad de gobierno, no aseguren las prestaciones básicas? ¿Por qué seguimos siendo pasivos observadores? ¿No será hora de dejar de bajarse los pantalones y ponérselos?