martes, 16 de junio de 2015

Gobierno y narcotráfico
El discreto encanto de la coincidencia

El futuro de las pibas y pibes, al igual que la seguridad y la convivencia en las poblaciones de nuestra región seguirá hipotecándose durante el próximo periodo de gobierno al no existir una sola propuesta para combatir a los narco y traficantes de la vida. Así se desprende de las plataformas con las propuestas que los distintos partidos proponen a la ciudadanía a partir de diciembre de este año.

De la misma manera quienes pregonan el cambio y quienes bregan por la continuidad, proponen como solución a los problemas de inseguridad las recetas neoliberales reprimiendo a las víctimas, profundizando las recetas que hasta el momento dieron como resultado más inseguridad y cada vez mayores dificultades de convivencia ciudadana al proponer más policías, móviles para recorrer las calles, cámaras para controlar la vida de los vecinos, incorporación de personal municipal para colaborar con la policía, pero nada dicen que harán para que el narcotráfico y todos sus derivados no sigan impunemente teniendo libertad de acción, al ser la distribución y comercialización de droga en la actualidad la raíz de la problemática de inseguridad. Combatir la narco mafia debería ser uno de los desafíos más fuertes de cualquier gobernante que tenga una seria intención de resolver la problemática de seguridad y la convivencia ciudadana.
Los lazos entre el narcotráfico están estrechamente vinculados a circundantes como las armas, la trata de personas, el contrabando, la evasión, el juego, el tráfico de influencias entre otros delitos que son muy nocivos para las comunidades al referenciarse en el movimiento ilegal de dinero manejado por determinados sectores de poder que degradan a la sociedad, pero sin embargo las propuestas solo apuntan a atacar a quienes comenten hechos de menor envergadura como panacea para resolver la problemática de inseguridad.
Los narco asociados a los delincuentes de guantes blanco proponen a la niñez, la adolescencia y la juventud un nuevo ideal de movilidad social, en el que la vía rápida para la felicidad que les pinta el consumismo es incorporarse al tráfico, primero como adictos y luego como soldaditos. Así podrán llegar más fácilmente al celular, las zapatillas y la moto, y tal vez algunos puedan llegar al auto. A partir de allí, esforzarse, estudiar y trabajar no tendrá ningún sentido, porque se está construyendo un nuevo orden social acompañado por políticas de gobierno que proponen atacar a las víctimas pero no a una de las principales causas.
Trabajar en el rescate de los adictos para ayudar a desandar el falso destino a que se han visto condenadas, establecer políticas que ofrezcan alternativas de crecimiento a través de la inclusión, la educación, la formación, la generación de fuentes de trabajo en blanco, acciones para prevenir y erradicar la violencia son propuestas necesarias y trascendentes para generar igualdad de oportunidades como herramienta para reducir el mercado.
Incorporar más recursos para combatir el delito es una imperiosa necesidad para cubrir los déficits en la prestación de servicios básicos de seguridad para un mayor bienestar reduciendo los costos que soporta el tejido social, pero es poco probable que este pueda reconstruirse al no ser abordada la criminalidad como inherente al narcotráfico por su naturaleza ilegal y el alto riesgo que la caracteriza al aumentar la vulnerabilidad y el riesgo para la ciudadanía, no solamente en lo personal sino también en su dimensión social.
Como se vislumbra en los planes que proyectan cada uno de los partidos para el próximo periodo de gobierno, el dar batalla al narcotráfico y la delincuencia que lo acompaña en toda su dimensión no es parte de la agenda de seguridad ciudadana para los próximos años en nuestra región. 
Es esencial que como ciudadanos tomemos nota para que la política no soslaye el problema de las drogas frente al tema de seguridad y delincuencia a los fines que no desborde la violencia en muertes como se proyecta. Hacer que el discurso de seguridad gubernamental se articule con la ciudadanía para no seguir minando a las instituciones de complicidades desde la participación democrática por la defensa de los derechos humanos, la protección y la integridad física de las personas impidiendo la impunidad y la corrupción es el gran desafío.
La democracia delegativa y representativa tal como lo muestran las propuestas para el próximo periodo de gobierno en cada una de las poblaciones del noreste cordobés y centro oeste santafesino, no dispone en el mediano plazo el abordaje de medidas necesarias para atacar la raíz del complejo entramado de la inseguridad. Elegir entre seguir llorando y reclamando o asumir el compromiso social de trabajar organizadamente para solucionar con honestidad, transparencia y abiertos a la participación, es responsabilidad de cada uno de nosotros construyendo una democracia participativa.

1 comentario:

Esperamos su opinión en relación al tema. Gracias