Bombones, flores, agasajos, espectáculos, regalos es lo que
para el día internacional de la mujer los defensores del machismo utilizan para
alimentar el estereotipo de la mujer que es encasillada en ciertos roles y de
esa manera evitar el cambio de paradigmas para seguir logrando el sometimiento.
A la mujer en su día no se la agasaja, sino que se deben
reivindicar sus derechos, pero sobre todo no se deben seguir las imposiciones
de la sociedad de consumo que nos hace creer que con un par de bombones y
flores con hermosas frases estamos cumpliendo con el día internacional de la
mujer con el único propósito de desvirtuar la lucha por la igualdad de
derechos.
El origen histórico del Día Internacional de la Mujer
Trabajadora data de agosto de 1910, cuando la II Conferencia Internacional de
Mujeres Socialistas reunida en Dinamarca proclamó a propuesta de Clara Zetkin,
la reivindicación de la lucha que libraron 129 obreras textiles de Nueva York,
las cuales tomaran la fábrica Cotton donde trabajaban, como forma de protesta. Luego
de esto, sus patrones las encerraron e incendiaron el edificio asesinándolas.
En aquel momento de principios de Siglo XX, las mujeres
luchaban por conquistar su derecho al voto, por la protección social, la
jornada de 8 horas de trabajo y las licencias por maternidad. A más de 100 años
de aquella proclama, siguen sobrando los motivos para continuar luchando contra
la explotación laboral, la discriminación, la violencia psíquica, sexual y
física, la trata y explotación sexual, por eso, el 8 de marzo lejos esta de ser
un día de flores y bombones con los cuales se pretende ocultar las múltiples
formas de opresión que sufren.
Los partidos políticos como célula madre de la democracia
abandonaron el debate de la mayoría de los temas comunitarios y de sobre manera
el protagonismo de la mujer en los proceso de cambio, debiendo pugnar a través
de movimientos colectivos poner en agenda las reivindicaciones como demandas
generales, como ocurre desde el Colectivo «Ni una menos»
Es necesario que los partidos políticos salgan de su
estructura marquetinera, que abandonen la superficialidad y retomen el ejemplo
de lucha de Alicia Moreau en el Partido Socialista; Elvira Rawson de Dellepiane
en la Unión Cívica Radical, María Rosa Oliver en el comunismo; Eva Perón en el
justicialismo como para mencionar solo algunas de las muchas mujeres que
marcaron en sus respectivas agrupaciones la senda de la construcción social y
política para la búsqueda de un cambio cultural para que la sedimentación,
solidificación y naturalización de la dominación de las mujeres por parte de
los hombres no se resuelva con flores, bombones y espectáculos, sino con
políticas públicas.
En cada espacio de nuestras poblaciones donde la mujer aún
no conformó un espacio colectivo de lucha se vuelve esencial, no se sigan
reproduciendo jerarquías y relaciones sociales existentes de dominación, razón
por la que los partidos políticos deben recuperar el debate para con la amplia
participación institucional lograr que se apliquen políticas públicas
integrales para erradicar la violencia, desmantelar la trata de mujeres, niñas
y niños para la prostitución, el narcotráfico y todas formas de sometimiento de
la mujer.
Rechazar los mandatos patriarcales que se apropian de la
mujer como objeto es lo que se debe primar el 8 de marzo y todos los días para
erradicar la violencia, la agresión, el sometimiento, la humillación, exigiendo
que se terminen las agresiones en todas sus formas, la desigualdad de derechos,
diciendo basta de acoso y maltratos. Ese es el espíritu del día internacional
de la mujer y no la imposición del sistema que a través de bombones y flores
apunta a que no se reflexione.
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