viernes, 25 de noviembre de 2022

Sostienen una mancha venenosa que acrecienta la inseguridad

 Cuando se habla de drogas en nuestra región, no existen grupos que comercializan grandes cantidades, sino que existen bandas dedicadas al menudeo. 

Las bandas narco menudistas que conforman su red con los denominados soldaditos se encargan de adquirir la droga a proveedores o actuando como depósito de tránsito hacia otras ciudades y al exterior. Para el primer caso necesitan en general de dólares que compran en cuevas que comercializan los billetes a valores por encima del ilegal denominado blue, conocido como dólar narco, el que cotiza dependiendo de la necesidad por arriba de los 5 pesos por arriba del dólar ilegal.
Cuando se lleva adelante un operativo con el supuesto objetivo de erradicar la comercialización de drogas solo se concentran en los soldaditos al igual que en hechos delictivos, nunca tocan a quienes manejan software complejos, manejan operaciones con criptomonedas, esgrimen tarjetas de crédito Premium, manejan cuevas en el centro de la ciudad vendiendo narco dólares. Son grupos que mueven fortunas en negro encarnando el lado B del narcotráfico, sin ser tocados por los investigadores y la justicia. El municipio habilita el funcionamiento de esas cuevas encubiertas en negocios legales.
Se trata de fortunas que abren puertas, despejan obstáculos y aceitan contactos al más alto nivel. Esos que un alfil cualquiera de quienes trabajan en la venta por menudeo no podrían abrir solos. No sabría ni cómo contactarlos. 
En los últimos tiempos las balaceras, los robos, los hechos de inseguridad vienen en pleno crecimiento teniendo como protagonistas a actores de otras latitudes. Sin embargo a pesar que llegarían al territorio para el cambio ilegal de divisas y a partir de ahí extienden las actividades delictivas, esos tentáculos no son investigados por la justicia, solo son atrapados cuando estos se apropian de parte de la rentabilidad producida en las ilegales mesas de dinero, que llamativamente la justicia no investiga.
Todas estas actividades gozan además del silencio de los funcionarios judiciales negándose a brindar información y más aún a brindar entrevistas para responder preguntas y por el lado de la policía escudándose en que no quieren entorpecer el accionar de la justicia, no le permiten a la población concer las razones por las que no son investigados. Solo las causas son parte de la imaginación colectiva, que tiene justificadas sospechas.
En ese marco aparecerían allanamientos que darían la impresión de ser montados, elementos que aparecen mágicamente, un modus operandi que se extiende como mancha venenosa que perdura como un fantasma apenas disimulado que permite que acreciente la inseguridad en la ciudadanía, mientras el financiamiento ilegal al delito sigue gozando de buena salud.

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