martes, 11 de enero de 2011

Debe ser una celebración constante por la superación de la desigualdad

El 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. En general, las fechas declaradas pomposamente suelen ser meras fórmulas vacías de contenido, mediante las cuales demasiada gente considera haber cumplido con su deber y quedar bien con el colectivo en cuestión.

No se trata de celebrarlo deseando un feliz día a todas las mujeres o regalando un pimpollo a cada una. Se debe entender que si cada 8 de marzo nos encuentra conmemorando el día internacional de la mujer, es porque la realidad nos muestra que falta mucho para que la condición de la mujer sea igualitaria, significa que ellas continúan siendo discriminadas y oprimidas de diversas formas, a pesar de lo mucho que se ha avanzado en la aplicación de leyes contra la desigualdad y de los cambios positivos de conducta.
El Día Internacional de la Mujer debe ser tomado, como una jornada de reflexión sobre la condición femenina, sobre las condiciones de discriminación en todos los aspectos que siguen padeciendo las mujeres, y sobre todo como una jornada de lucha, de actitud combativa para denunciar las iniquidades y derrotar los prejuicios y preconceptos heredados de las culturas machistas cuyas escalas de valores siguen teniendo vigencia.
Las mujeres han sabido ganar el espacio público y hacer valer los derechos que históricamente se les negó, sin embargo, es evidente que a pesar de notables avances y reivindicaciones en los ámbitos político, laboral y social, logrados gracias a las organizaciones populares de mujeres y a los movimientos feministas, existen prejuicios y barreras que dificultan el pleno ejercicio de la igualdad en el mundo de hoy.
Esa lucha encarnada a lo largo de la historia por los distintos movimientos permitieron lograr el derecho al sufragio, a una vida libre de violencia, a la decisión y el respecto a los derechos sexuales y reproductivos, el reconocimiento de los Derechos Humanos de las Mujeres y de las Niñas, la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer, pero esa lucha no es suficiente, queda aún el desafío por hacer que se cumplan esos compromisos asumidos.
Para hacer que esos compromisos se cumplan debemos entre todas y todos construir una sana democracia, donde mujeres y hombres aunemos esfuerzos para construir desde la participación ciudadana activa y responsable para que podamos hacer efectiva la exigencia del cumplimiento de los derechos y de esa forma concretar avances en vivencias reales de igualdad en todos los ámbitos de la vida. En la medida que desaparezcan las discriminaciones de género, habrá un verdadero reconocimiento a la dignidad humana y la humanidad podrá disfrutar de plena libertad.
Quienes celebran el Día Internacional de la Mujer realizando solo un regalo, compartiendo una cena de festejo o deseando solo feliz día, lejos están de combatir la discriminación, la violencia y el abuso, ya que es una forma más de discriminación y porque no de autodiscriminación.
A 153 años del ataque policial a las obreras textiles de Nueva York que reclamaban por sus derechos. A 102 años que al grito de pan y rosas 15 mil obreras textiles demandaron aumento de salarios y mejores condiciones de vida. A 101 años que 140 mujeres murieran calcinadas en la textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas y en el centenario del Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, donde la alemana Clara Zetkin propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a esas mujeres que tuvieron la valentía de lucha contra la explotación capitalista y a 99 años que por primera vez se exige para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral a través de mítines en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza con la asistencia de más de un millón de personas. Debemos conmemorar esos hechos rindiendo un homenaje al espíritu de lucha, asumiendo todas y todos el compromiso de participar activamente en los distintos espacios para que la igualdad de derechos, oportunidades y obligaciones deje de ser declamada y lo transformemos en un hecho real y concreto para vivir en plena libertad.
La lucha por superar las iniquidades debe librarse todos los días, reclamando, denunciando y exigiendo que se respeten los derechos. La mejor manera de celebrar el Día Internacional de la Mujer, es trabajar para que celebremos el día del logro de la definitiva igualdad.
Miguel Peiretti
Director

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