jueves, 16 de julio de 2015

La militancia no debe pasar desapercibida

Conocidas las cifras, resuelto el escrutinio llega el momento de valorar lo sucedido en Morteros en estos comicios, donde cada partido intentará descubrir cuáles han sido las claves de sus buenos y malos resultados. Se dice que las elecciones no se ganan, se pierden al recibir la correspondiente factura por el modo de gobernar y gestionar, pero no se debe dejar de valorar la militancia emprendida por algunos jóvenes hace algunos años atrás con el objetivo de llegar al gobierno.

Más allá de los análisis que puertas adentro cada partido pueda realizar, lo cierto es que las elecciones no se ganan o se pierden por un único motivo, el comportamiento de la ciudadanía es un fenómeno que tendrá distintas explicaciones, como el desencanto, la alternancia y otras tantas que los especialistas podrán definir.
Lo importante en este proceso electoral es rescatar los distintos sucesos para construir cada vez más democracia, sobre todo una democracia que apunte al empoderamiento del pueblo, no solo cada cuatro años a través del voto, sino desde la participación en las decisiones para la acción.
Durante todo el proceso neoliberal nos hicieron creer que las elecciones se ganan o se pierden a través del acierto de slogan, pronunciando palabras que desea escuchar el pueblo, tomando decisiones en despachos públicos o privados con rutinización de procedimientos lejanas de los partidos sin una participación activa de sus afiliados y simpatizantes. Ese proceso hizo que la mayoría considere que los partidos son oligarquías que representan cada vez menos a los ciudadanos, llevando a muchos a desestimar la importancia de los partidos como instrumentos del sistema político, poniendo en duda la capacidad movilizadora y de representación de estas agrupaciones, pero aún así, los electores los reconocen como referentes a pesar de los sentimientos anti partidistas, de la apertura de muchos regímenes políticos para la participación de sectores independientes y de la desconfianza que muchos ciudadanos manifiestan tenerles. 
Los perdedores deben estar evaluando que las obras no alcanzan, si no se resuelven los problemas cotidianos de la gente, que el abandonar el cargo para el que fueron elegidos para cubrir las apetencias personales son castigadas, como seguramente se deben estar pasando las facturas sobre lo que consideran produjeron rechazo en los votantes, por su parte los ganadores más allá de las dudas que existieron en un primer momento de tener que acatar la estrategia del establishment nacional, seguramente a la luz de los resultados hace pensar que la co-existencia de diversas agrupaciones políticas hace posible la diversidad de pensamientos y líneas de acción que permitieron lograr la adhesión de los votantes.
Más allá de los análisis que cada uno en particular pueda realizar sobre el resultado de esta elección, no se debe dejar de visualizar que hace algunos años atrás un grupo de jóvenes radicales silenciosamente comenzó a bosquejar un plan de trabajo con el propósito de recuperar la vocación de poder, no sin obstáculos fueron llevando adelante un proceso sumando actividades voluntarias que de manera directa o indirecta fueron estableciendo una construcción, cimentando de alguna manera el trabajo que desembocó en el triunfo conseguido en la última elección.
Con un trabajo muchas veces sustentado en ideales, otras en la lógica fortaleza de la juventud, si bien no salieron de los cánones establecidos mantuvieron un partido en actividad y no es poca cosa, en épocas que los partidos políticos solo se abren un tiempo antes de las elecciones.
Los partidos políticos fueron concebidos para ser la base del sistema democrático como orientador de la comprensión de la realidad política, articulador de la concertación de acuerdos en torno a políticas gubernamentales y fundamentalmente como espacios de debate para la producción legislativa.
Aunque se nos quiere hacer creer que no hay incentivos para que los partidos desarrollen estrategias organizativas para forjar lazos fuertes con el electorado, ni tampoco estructuras y procesos que den sustento a los dirigentes partidistas; el trabajo sostenido en los últimos años por los jóvenes radicales como aporte al equipo que constituyeron en Juntos por Córdoba para lograr el amplio triunfo, al igual que el segundo lugar conseguido por Unión por Córdoba, frente al inexistente apoyo logrado en Morteros por Córdoba Podemos conformado repentinamente en el período preelectoral, dan razones suficientes para sostener que los partidos que muestran un proceso sustentado en el tiempo continúan siendo creíbles como instrumentos básicos del juego político y estructuras de intermediación necesarias para el funcionamiento del sistema. 
Los partidos políticos son la herramienta para que las acciones de los ciudadanos incidan en los asuntos del Estado, pero para que la democracia sea legítima necesita de la participación ciudadana para incidir en el curso de los acontecimientos políticos. Los jóvenes radicales con imperfecciones y aciertos tuvieron un partido en marcha con los resultados a la vista, es vital que todas las fuerzas partidarias tengan sus puertas abiertas todos los días incorporando la movilización social a través de formas de participación política para profundizar la democracia. 

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