martes, 4 de agosto de 2015

¿A donde están las autoridades municipales y comunales?

Los sectores más poderos del entramado lácteo vuelven a cargar todo el peso del ajuste sobre los actores primarios con la consecuente incidencia económica sobre el movimiento comercial en cada una de las poblaciones de nuestra región. Una vez más autoridades municipales y comunales parecieran estar gobernando en otro planeta a pesar que la proyección hacia los meses venideros el clima social apunta hacia una crisis importante si la lucha emprendida en forma conjunta entre Apla, Atlara y Atilra no es respaldada y fortalecida por la totalidad de los actores de la cuenca lechera más importante de Latinoamérica.
Los tamberos que venían produciendo sin márgenes, en el último año la leche cruda fue incrementada por debajo de la inflación, absorbiendo la suba de costos, a este duro panorama la industria impuso en junio de este año una baja de entre el 5 y 6 %, con excepción de Sancor que por ahora mantiene a sus tamberos el valor que venía pagando.
Esa masa de dinero que dejan de percibir tamberos y transportistas que en nuestra área es de varios millones de pesos mensuales, tiene directa repercusión en cada una de las actividades comerciales, industriales y de servicios en nuestras poblaciones que tienen como eje económico a la lechería. Esto fue remarcado en una nota de los Centros Comerciales, Industriales y de la Propiedad de la región, expresando que la cuestión está afectando directamente a la cadena agroindustrial y a nuestro comercio regional.
El Inta Rafaela señala que en el último año el cierre de tambos volvió a subir al 3,6%, un promedio de dos tambos por día deja la actividad. La misma entidad a través de un estudio había determinado que cada 100 hectáreas destinadas a la lechería de manera directa e indirecta es  un medio de vida para 40 personas.
Este nuevo embate está planteado para llevarse puesto a los pequeños y medianos productores con el propósito de que existan menos tambos con más vacas. La disminución de la cantidad de tambos, no reduce el volumen de producción, pero al concentrarse en pocas manos de manera exponencial achica las posibilidades laborales para una importante franja de habitantes produciendo un alto déficit social.
Por cada unidad de ordeñe que desaparece, dos o tres familias deben instalarse en la zona urbana sin trabajo y sin vivienda además de reducir los ingresos a quienes prestan servicios y desarrollan actividades comerciales e industriales disminuyendo las fuentes de trabajo, toda una rotura del entramado social que debe ser enfrentado y resuelto por las autoridades municipales y comunales con menor ingreso por caída de actividades.
En nuestra región las autoridades no están abordando el escenario económico que provoca la caída del precio de la leche en tambo, menos aún que podrían quedar fuera de la cancha una importante cantidad de personas, haciendo que no visibilicen la aguda situación que se viene gestando y menos aún cuentan con una planificación para enfrentar la realidad. 
Un grupo de productores lecheros encolumnados en Apla gestaron la unión con los transportistas recolectores de leche nucleados en Atlara y los trabajadores lecheros afiliados a Atilra, una integración que demostró que es posible defender la economía regional cuando existe decisión de trabajar por un objetivo común. Ese histórico movimiento protagonizado desde abajo necesita que los actores de cada comunidad se sumen de manera activa a la lucha para evitar la debacle social que va protagonizar la caída de ingreso como consecuencia directa de la baja del precio de la leche en tambos.
Generar políticas nacionales para el desarrollo sustentable de todo el entramado de la lechería es el objetivo en común que pretende alcanzar la alianza de las tres entidades que desde la acción iniciaron el recorrido. El fortalecimiento de esa iniciativa no solo con decorosas notas de adhesión o gestión, sino que desde la decisión comprometida de cada a uno de los actores regionales con acciones concretas, es lo que evitara el empobrecimiento de la cuenca lechera más importante de Latinoamérica.
Lograr que la lechería siga siendo una actividad que derrame dividendos sobre nuestros pueblos, es responsabilidad de todos los habitantes, pero sobre todo de quienes tienen la responsabilidad de conducir el destino de nuestros pueblos y ciudades, como así también de la dirigencia de las distintas entidades, sumándose de manera activa al trabajo que vienen llevando adelante Apla, Atlara y Atilra sin especulaciones partidarias para lograr el objetivo en común que es lograr una lechería sustentable para todos en defensa de la actividad económica de la región para el desarrollo y crecimiento social y cultural.

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