domingo, 23 de diciembre de 2018

Navidad es dejar de ser corderito y rebelarse contra las minorías

La navidad celebra el nacimiento de Jesús, hijo de una familia judía refugiada y migrantes, que el sistema lo obligó a abrigarse entre animales poniéndolo en el lugar de una bestia. Un lugar que muchos cristianos como parte del feroz sistema capitalista eligen para ubicar a los seres humanos para poder someter y explotar.

Ese Jesús que el perverso sistema lo puso entre bestias, al crecer se reveló y hechó a latigazos a los mercaderes del templo y condenó la usura. Siempre estuvo del lado del pueblo, de los oprimidos, de los excluídos, de los otros y las otras estigmatizadas como María Magdalena.
Condenó la hipocresía, criticó al imperio, se enfrentó a los lacayos que representaban al capitalismo imperialista, se opuso a los sacerdotes y fariseos que elaboraban doctrinas para demostrar su fidelidad a Roma. Jesús fue el primer gran revolucionario que escuchó al pueblo y luchó contra el imperialismo, sistema que en la actualidad muchos que se dicen seguidores de Cristo, defienden a ultranza.
Al lograr con su prédica la movilidad social de multitudes con una doctrina basada en el amor, la justicia, el rechazo al poder económico y por sobre todo a que el pueblo no se someta al imperio para no ser esclavizado, el sistema lo detuvo, burlándose cruelmente, humillándolo, además de ser torturado y en un juicio infame sentenciado a muerte.
En cada navidad no se celebra solo el cumpleaños de Jesús, sino que se celebra un nuevo mundo que se opuso al Imperio Romano y al poder establecido que no es más que la rebeldía contra el sistema desde una organización de base que tuvo como primer líder a Jesucristo.
A 2018 años del nacimiento y a 1985 años de la muerte, la navidad sigue enarbolando las mismas banderas, teniendo el mismo sustento, la misma doctrina de Jesús, porque la crueldad del sistema sigue imponiendo a las grandes mayorías nacer y crecer en un establo entre y como animales, en muchos casos por quienes se enfervorizan como cristianos a pesar de que serían condenados por Jesús por su hipocresía, por ser lacayos del capitalismo y fieles al imperio. 
La verdadera navidad sigue siendo como lo predicó Jesús, la rebeldía humana que se levanta contra la explotación del hombre por el hombre, desde el amor contra las distintas formas inhumanas que el poder impone desde el nacimiento, quitando los derechos que permiten a lo largo de la vida desde la igualdad de posibilidades vivir con equidad y dignidad.
Bregar para no ser dóciles ante el poder, salir del lugar asignado para los obedientes, imponerse para que la vida de cada uno no sea propiedad de unos pocos, no seguir condenados a vivir como bestias en un pesebre, luchar por ser libre con compromiso social, pelear contra los crucificadores cotidianos del sistema es el legado que Jesús dejó para no ser un hipócrita y ser un cristiano que crece a fuerza de amor, esperanza y lucha como sinónimo de futuro.
Navidad, entonces, es dejar de ser el corderito, para desde la rebeldía contra el poder de los pocos, vivir de acuerdo a los ideales y sueños, una vida más humana y feliz.
En esta navidad deseamos se genere la necesaria conciencia de lucha, para que  el amor detenga a los poderosos que condenan a las mayorías a nacer  en un establo entre animales y se multipliquen los Jesús revolucionarios, para la pacífica transformación humana a los fines de que los tiempos por venir no sean para los perversos crucificadores, sino que sean vividos equitativamente por las grandes mayorías.

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