lunes, 3 de agosto de 2020

No murió por hipotermia, lo mató la inequidad

El frío que inflexiblemente desembarca en los inviernos no es el causante de muertes por mano propia, como tampoco es el responsable de resguardar a personas en una tapera, menos aún las destierra hacia el abismo. El frio no es un enemigo, pero si interpela a los funcionarios que ante la muerte nos recuerda que es imperioso abrigarse de las actoras sistémicas que se justifican con un simple perdón por falta de tiempo y al tener que dar cuentas del camino allanado hacia la más brutal inequidad, aplican la censura.

«El cuerpo de Eugenio Toledo, alias «Kaparata» fue encontrado sin vida este jueves en horas de la noche en una casilla ubicada en el Basural Municipal de San Guillermo. Según lo que pudo trascender el cuerpo habría estado sin vida desde la noche o madrugada del miércoles», cronicaron los medios sanguillerminos el 2 de julio.

La información indicaba que la médica policial corroboró que el deceso se habría producido 24 horas antes de haber sido encontrado sin vida en el basural municipal como consecuencia de una falla multiorgánica por hipotermia.

Señalaron que habría trascendido que la víctima de 54 años sufría de algunos problemas cardíacos y el mismo medio informaba que era un personaje muy querido para San Guillermo, mientras las redes sociales se inundaban con mensajes que evidenciaron el desamparo que venía arrastrando con la lógica de los débiles.

La helada noche lo sepultó en una andrajosa habitación del basural municipal de San Guillermo, la que fue sepultada casi al mismo tiempo que el cuerpo iba camino a su última morada como mecanismo de invisibilización de un trabajador municipal al que le pagaban por su tarea unos 4 mil pesos mensuales como subsidio por discapacidad, negando la dependencia municipal ante sus familiares como rubrica de la historia de subsuelos del sistema que vienen construyendo.

Un gobierno que alambró la ciudad entre el barrio Pueblo Viejo y el resto de la zona urbana por el coronavirus, pero dejó que un trabajador con morbilidad y discapacidad cuide el basural para después justificar en las redes sociales al demoledor sistema que encarnan con un escrito titulado «Tu rubia y tú morocha, hoy te queremos pedir perdón. Perdón, nos faltó tiempo».

No fue el frío filoso que se llevó la vida de este hombre, fue el sistema que vienen engendrando y ocultan en base a la censura. Para evitar tener que explicar a la comunidad el abandono, la negligencia, el incumplimiento de funcionario público, o el nombre que se quiera poner, prohibieron a la prensa preguntar a los funcionarios municipales sobre lo vinculado a la muerte de Eugenio «Kaparata» Toledo. Un hecho que pone en evidencia que no fue falta de tiempo.

Rubia y morocha que dejaron caer encima el frío como navaja para salir a vender humo de campaña, porque «Kaparata» no murió de frío. Murió de abandono, de indiferencia. De decisiones políticas. Entonces. No fue falta de tiempo de los que manejan informes que quedaron en la mano de los que construyen para pocos. De los que eligen quiénes están y quiénes no de este lado de la vida, porque «Kaparata» no murió de hipotermia. Murió de inequidad, desamparo, olvido.

El basural municipal está lejos de la reacción, algo que se demuestra con el estruendoso silencio de quienes en cada una de las discusiones públicas frente a la muerte se indignaron, pero a casi 30 días, los kaparata siguen transitando su desgracia ante la hipocresía en lugar de arremangarse para nockear a la crueldad y dar paso a la solidaridad

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