martes, 2 de junio de 2020

El Cordobazo nos sigue demandando una mayor equidad social

Al conmemorarse los sucesos de mayo de 1969, el sindicalismo y trabajadores de las diferentes ramas provinciales coincidieron en una protesta contra la reforma jubilatoria impuesta por una parte de los representantes del pueblo, que defienden intereses que no son los que pretende el pueblo trabajador, por eso es medular mantener viva la memoria colectiva de aquel hito histórico que marco el principio del fin.

Evocar el Cordobazo con un fuerte movimiento en toda la provincia en protesta por la reforma al régimen jubilatorio provincial, refleja como aquellos sucesos sigue demandando la unificación de los diferentes sectores sociales y el sindicalismo para dar batalla al avallasamiento de derechos. Por eso siempre es oportuno repasar aquellas jornadas de luchas aunadas de obreros y estudiantes.
Córdoba con una fuerte tradición universitaria que reunía a estudiantes de todo el país, había sido protagonista en 1918 de la Reforma Universitaria junto a una extensa tradición política, fue incorporando desde mediados del siglo XX un moderno núcleo industrial de diversas ramas conformando fuertes grupos obreros con fuerte compromiso social que dieron fortaleza a los gremios.
En 1966, el general Juan Carlos Onganía, marcaba el fin de la segunda experiencia civil que intentaba regularizar la vida institucional del país, al encabezar un golpe militar contra el gobierno de Arturo Illia de la Unión Cívica Radical del Pueblo. El derrocamiento gozó de fuertes y activos apoyos, tanto de la prensa como de las elites locales, el beneplácito de los Estados Unidos y el sindicalismo peronista con la recordada foto de la dirigencia de la CGT, con Augusto Timoteo Vandor como referente, reunida con el nuevo dictador que se encargaba de decir que su gobierno "no tenía plazos, sino objetivos" y se pensó a sí mismo gobernando por más de 20 años.
A un mes de la usurpación del poder mostró su fiereza ante los actos de rebeldía, al reprimir de manera violenta en facultades de la Universidad de Buenos Aires a estudiantes, profesores y egresados que se oponían  al decisión de intervenir las universidades, lo que se conoció como “La Noche de los Bastones Largo” y de la misma manera lo fue haciendo con los sindicatos.
Ante las acciones indulgentes de la CGT vandorista, un grupo de sindicatos en 1968 dio nacimiento a la CGT de los Argentinos encabezada por Raimundo Ongaro que en Córdoba tenía como protagonista al dirigente del sindicato de Luz y Fuerza, Agustín Tosco, quienes tenían como propósito enfrentar la dictadura.
La Unión Industrial Argentina plantea al Ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena una profunda reforma que incluía entre otros, la reducción salarial, eliminación del sábado ingles y el gobierno resuelve llevar adelante la misma, lo que pone en marcha la maquinaria de lucha de los trabajadores para resistir a la medida.

Todo inicio en el norte santafesino
Las medidas de la dictadura en favor de algunos ingenios azucareros, sobre todo a Ledesma del del grupo Arrieta-Blaquier, ponían en peligro la principal fuente laboral en Villa Ocampo, Santa Fe. Al anunciar el Ingenio Arno su cierre definitivo, comienzan con huelgas obreras que derivaron en una revuelta social que conto con la participación de habitantes de pueblos, campos y montes del norte santafesino, además de dirigentes estudiantiles y sindicales. Es así que el viernes 11 de abril de 1969 encabezada por Raimundo Ongaro, líder de la CGT de los Argentinos junto con el sacerdote del pueblo,  Rafael Yacuzzi, iniciaron una marcha a pie con la idea de llegar a Santa Fe bajo la consigna “Patria sí, colonia no”, pero cuando pisaron la ruta comenzó la represión con sablazos, bastonazos y tiros de armas de fuego. Este movimiento denominado “Ocampazo” fue el inicio de una serie de manifestaciones que se originaron en diversos sectores de la Argentina para resistir a la destrucción.
El 15 de mayo de ese año la protesta estudiantil conocida por el “Correntinazo” donde es asesinado el estudiante de Medicina Juan José Cabral, le sigue al día siguiente el primer “Rosariazo”donde la represión policial asesina al estudiante Adolfo Bello, como consecuencia de esto el 21 de mayo la CGT de los Argentinos realizan una marcha junto a sindicatos y estudiantes, donde es asesinado el obrero de 15 años Luis Norberto Blanco, de 15 años.  Así con menor envergadura, pero con idénticos motivos se registraron revueltas en Capital Federal, La Plata, Mendoza, Salta y Resistencia.

La gestación del cordobazo
 En Córdoba la poderosa Smata conducida por Elpidio Torres, convocó a adoptar medidas de fuerza y se reunió con Tosco para dejar atrás en la provincia las diferencias entre las centrales sindicales y apuntar a un plan de lucha unificado contra los ajustes contra los trabajadores
Estos movimientos coincidieron con la aparición en el estudiantado cordobés de corrientes de izquierda que, inspiradas en el Mayo francés de 1968, comenzaron a radicalizarse. La idea de unificar luchas con los trabajadores generó una gran gama de puentes entre los dos sectores. 
Lejos de ser una insurrección espontanea como plantean alguno autores, esa unidad de diferentes corrientes sindicales y estudiantiles habían decidido un paro general con movilización para el 29 de mayo, extendiendo a 48 horas la decisión de la CGT nacional, que había decretado el paro para el día 30, por 24 horas. Todo estaba organizado en función de las muertes, heridos y detenidos sufridas en Corrientes y Rosario, además de la detención de Raimundo Ongaro en Córdoba, donde además trabajaron con anterioridad para lograr el apoyo de comerciantes como así también de la población.
A pesar de la militarización de las calles las enormes columnas fueron avanzando de forma multitudinaria, lo que asusto a la policía que abrió fuego, cayendo muerto el joven mecánico Máximo Mena. Ese hecho en que además hubo varios heridos, lejos de hacer claudicar la lucha, enfervorizo aún más a los participantes logrando que la policía termine huyendo, transformándose ese la huelga en una rebelión popular en toda la ciudad.
Ese despertar del pueblo cordobés fue logrando el aporte de mucha gente, motociclistas que actuaban como mensajeros, vecinos que albergaban a trabajadores y estudiantes para salvarlos de grupos represores, mientras que país había puesto toda la atención en la rebelión popular, mientras el ejército no lograba recobrar el control por el amplio apoyo popular que el movimiento estaba teniendo. La detención de Agustín Tosco y Elpidio Torres en la madrugada del día 30, hizo que al caer la tarde de esa jornada el Ejército recuperara la ciudad.
Los comunicados oficiales, las crónicas periodísticas y las investigaciones históricas dan diferentes cantidades de víctimas, incluso entre las fuerzas de seguridad, sin gran precisión de nombres y lugares. Los periodistas cordobeses Carlos Sacchetto y Luis Mónaco realizaron en 1971 un relevamiento de los muertos, cotejando relatos testimoniales con el registro municipal de defunciones, y constataron cuatro muertes y centenares de heridos.
A partir del Cordobazo, Ongania perdió poder no solo en el pueblo, sino también entre sus camaradas, quien a pesar de cambiar el gabinete en pleno, convocar a paritarias no logro descomprimir los conflictos, paros y puebladas en distintos lugares del país. Un año después aparece públicamente “Montoneros” secuestrando y asesinando al ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, lo que pone fin al gobierno de Ongania.
El Cordobazo fue un hito histórico que abrió el proceso de las luchas políticas desde la unidad de los obreros y estudiantes, que no solo vino a colocar el mojón para el final de la dictadura, sino que sobre todo fue el movimiento fundante de una generación que comenzó a construir un nuevo tiempo por la libertad e independencia, que fue diezmada por el Terrorismo de Estado planificado por la dictadura – cívico militar – eclesiástica de 1976.
Aquel proceso de asesinatos y desaparición de los militantes sociales, conocidos como la generación del setenta, lo seguimos padeciendo en la actualidad, como es el caso de la reforma jubilatoria provincial por la que están reclamando, es parte de un sistema impuesto del que aún no fuimos capaces de salir, pero en estos tiempos se vislumbran nuevas banderas y símbolos con la fuerza de la juventud para que en un nuevo proceso se vuelva a sentar otro hito histórico camino hacia una mayor equidad social.

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