viernes, 10 de septiembre de 2021

Ordenar por un nuevo amanecer

La falta de respuesta sobre dónde y cómo se almacenan los envases vacíos de agroquímicos, evidencia los inexistentes controles a los responsables de la gestión sobre los bidones del venenoso y contaminante contenido al igual que sobre la gran cantidad de plásticos utilizados para la producción agrícola.

El debate sobre el empleo indiscriminado de productos denominados agroquímicos o agro tóxicos, lleva varios años en el espacio rural argentino, ocupando sobre los serios problemas que ocasiona para la salud pública y el ambiente importantes posiciones a favor y en contra. En lo que existe un consenso mayoritario en los diferentes actores, son los serios problemas que provocan los envases vacíos de agroquímicos que por multiplicidad de razones se permite la peligrosa costumbre de deshacerse de ellos sin ningún tipo de cuidado y al menor costo posible, cuando deberían seguir un procedimiento para su disposición y tratamiento.

Es conocida la alta toxicidad que mantienen por largo tiempo los residuos que quedan en los bidones, perjudiciales tanto para el ser humano como para el suelo según su concentración y cantidad, pero a pesar de ello, sigue sobre saliendo una verdadera anarquía al encontrarse envases arrojados a la vía pública luego de ser utilizados, como así también se sospecha que muchos de ellos son enterrados desnudando la ausencia de escrúpulos en cuanto a los riesgos de contaminación de las napas freáticas, como así también en otros casos serian quemados sin considerar la contaminación del aire.

Toda acción que implique abandono, vertido, quema  o enterramiento de envases vacíos de fitosanitarios en todo el territorio provincial, como así también la comercialización o entrega de envases a personas humanas o jurídicas por fuera del sistema autorizado está completamente prohibido, como así también la carga de agua que implique contacto directo con fuentes y reservorios de agua, mediante inmersión del envase vacío de fitosanitarios. El gobierno de Córdoba en concordancia con lo establecido por el Gobierno Nacional, creó a fines del año pasado el Sistema Integral de Envases Vacíos de Fitosanitarios. De esta manera, la provincia busca recuperar los envases utilizados y minimizar el impacto ambiental, pero en nuestra jurisdicción no se aplica y no se controla.

El sistema establece lo que se denomina «Responsabilidad Extendida», que obliga a las empresas a hacerse a cargo del envase del producto que venden después de utilizado. Para ello prevén un sistema de declaraciones juradas que permitiría determinar el destino final de cada uno de los bidones que se vendió, sin embargo la fuerza de los números evidencian un bajo porcentaje de bidones entregados a los productores recuperado por el sistema, lo que significa un incremento anual elevado de contaminación de agua, tierra y aire, al utilizarse cada vez mayor cantidad de litros de productos.

Otro panorama es el que provocan los plásticos que son utilizados por diferentes productos para la agricultura que según la Cámara Argentina de la Industria Plástica y el Comité Argentino de Plásticos para la Producción Agropecuaria son unos 65 millones de kilos por año los que son depositados en el campo argentino, de los cuales entre 25 y 30 millones de kilos corresponden al plástico de los silos bolsas para almacenamiento de granos y forrajes, los que contienen aditivos especiales como dióxido de titanio y al igual que los envases de agroquímicos no siguen la ruta prevista por la Ley para el reciclado. Es común observar a estas en distintos espacios de la zona urbana.

De allí más allá que resulte digna de destacar la legislación, es necesaria la consecuente acción en el ámbito rural con una campaña de concientización, búsqueda de envases y eventuales sanciones para quienes continúan procediendo sin apego a la legislación. Las autoridades municipales de manera directa o en su defecto a través de la comunidad regional como parte de las políticas de salud pública deberían tener una decidida intervención para que los organismos competentes actúen por un cambio cultural en el manejo de estos elementos por una mejor salud y calidad de vida de los trabajadores rurales, los mismos productores agrarios y la comunidad toda.

Transformar para mejorar el hábitat, es actuar desde el amor hacia los herederos, para que la acumulación de bienes materiales no terminen siendo una carga para lamentar, porque todos tenemos derecho a cambiar. Derecho a vivir y todos los derechos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Esperamos su opinión en relación al tema. Gracias